Ante la pregunta: ¿qué es la Pascua? podríamos responder algo muy sencillo: para nosotros los cristianos es el tiempo en el que celebramos la resurrección de Jesús. Pero profundicemos un poco más.
La palabra PASCUA la hemos heredado de nuestros hermanos mayores los judíos, los cuales también celebran la Pascua, que para ellos es una cena ritual con cordero asado y panes ácimos... en la que hacen memoria de su liberación de la esclavitud de Egipto, tal y como describe el libro del Éxodo. Por esta razón el nombre de Pascua, en hebreo pésaj (פסח), significa "paso", haciendo alusión a que Yahvé pasó de largo por la puerta de los israelitas en el último castigo inflingido a los egipcios... así como el paso por el Mar Rojo, la entrega de la Ley, es decir, el tránsito de la esclavitud a la libertad.
Jesús, como buen judío, celebró la Pascua... pero le dio un nuevo sentido a este acontecimiento. Ahora el "paso", la Pascua, es el propio Cristo, el cordero pascual, que con su muerte y resurrección ofreció el sacrificio definitivo en la Cruz y consiguió la nueva alianza, la reconciliación de Dios con la humanidad y dio origen a un nuevo pueblo, la Iglesia.
A mediados del siglo II las comunidades cristianas, a parte de celebrar el primer día de la semana (domingo) la pascua semanal, es decir, reunirse en nombre del Señor para escuchar la Palabra y partir el pan; también celebraban una vez al año la fiesta de Pascua, convirtiéndose esta en la fiesta más importante del año. Pero ¿por qué la pascua no es siempre en la misma fecha? Esto tiene mucho que ver con la luna... ya que en el siglo IV, durante el concilio de Nicea (325) se determinó que la pascua se celebrase el domingo siguiente a la primera luna llena de Primavera. Por eso puede caer entre el 22 de marzo o el 25 de abril.
Aclarado esto, el tiempo litúrgico de la Pascua da comienzo el Domingo de Resurrección, este domingo se prolonga una semana con la "octava de pascua" (como si fuese un domingo que dura una semana): cantamos el gloria, se puede leer la secuencia pascual, nos despedimos con el doble aleluya... etc. Para continuar la fiesta de la resurrección seis semanas más, hasta el Domingo de Pentecostés, que quiere decir 50 días.
¿Pero por qué 50 días? En primer lugar porque el día que finaliza la Pascua es "Pentecostés", a los 50 días... pero quizás deberíamos pensar primero en el número 7, el cual, en la escritura siempre se ha identificado con la plenitud o la totalidad. 7 son los días que duró la creación, finalizando en sábado, por ello, el octavo día se identifica con la resurrección y también con la nueva creación. En este sentido, la Pascua son 7 semana (7x7), pero la plenitud no llega hasta el día 50 Pentecostés, a través del Espíritu Santo.
Por último, en las celebraciones de Pascua también hay elementos significativos:
1) El color litúrgico en este tiempo para todos los ornamentos es el blanco.
2) El cirio pascual presente y encendido en todas las celebraciones durante la cincuentena.
3) La aspersión con agua bendita en las celebraciones dominicales sustituye al acto penitencial.
4) Se canta nuevamente el Aleluya. E incluso la antífona del salmo puede sustituirse por "aleluya".
5) Las flores vuelven a hacerse visibles después de una austera cuaresma
En nuestra tradición cristiana hemos heredado muchas cosas de nuestros hermanos mayores los judíos, tal y como hemos visto en el post anterior sobre el tiempo de Pascua. Una de esas herencias es mantener en nuestras celebraciones litúrgicas tres palabras en hebreo: amén, hosanna y aleluya. Hoy me detendré en esta última.
La palabra ALELUYA es una aclamación litúrgica que nos une con los judíos ya que aparece en el Antiguo Testamento: en 21 ocasiones en el libro de los Salmos y 1 en Tobías 13,18; también con Jesús, ya que la palabra "aleluya" la encontramos en el Nuevo Testamento, en el libro del Apocalipsis hasta en 4 ocasiones en el contexto de la descripción que san Juan hace de su visión sobre la liturgia celeste (cf. Ap 19,1-6). Por último, esta palabra también nos une a siglos y siglos de fe cristiana en Oriente y Occidente.
Para profundizar en el verdadero sentido de la palabra "aleluya" debemos partir del original hebreo: הללויה. La primera premisa es que el hebreo se lee derecha a izquierda, por ello, lo primero que vemos al inicio es: Hallel, que significa alabar o alabanza.
El Hallel es un grupo determinado de seis salmos (del 113 al 118) que se cantan en la cena ritual de la Pascua Judía, el Pésaj. Este conjunto de salmos reciben este nombre (Hallel) porque todos ellos son una constante alabanza a Dios por todo lo que ha hecho desde la creación. El mismo Jesús cantó estos salmos en su última cena, tal y como lo indican los evangelios de Mateo y Marcos: "Después de cantar el himno salieron para el monte de los Olivos" (Mt, 26,30; Mc 14,26). Este "himno" es el Hallel.
El siguiente elemento sería la “U”, que es un imperativo plural de segunda persona, y así ya tendrías: HALLELÚ: alabad; y, finalmente, YAH, que es la abreviatura de YAHVÉ. En definitiva, ALELUYA significa: “alabad a Dios”.
Aunque como acabamos de comprobar el origen apunta a la "alabanza a Dios", esta palabra se ha llegado a identificar también con la alegría, gozo... júbilo; y ya San Agustín decía que cantar con «jubilo» es expresar lo que uno lleva en el corazón y no se puede expresar solo con palabras:
“Cantadle un cántico nuevo, cantadle con maestría" (Sal 32,3). Cantar a Dios con maestría consiste en esto: cantar con júbilo. ¿Qué significa cantar con júbilo? Comprender y no saber explicar con palabras lo que canta el corazón. Aquellos que cantan durante la cosecha, o la vendimia, o durante cualquier trabajo intenso, primero advierten el placer provocado por las palabras del canto, pero enseguida, cuando la emoción crece, sienten que no puede expresarla más en palabras y entonces se entregan a la sola modulación de notas. Este canto lo llamamos con «júbilo». El júbilo es cierto cántico o sonido con el cual se significa que el corazón ha dado a luz lo que no puede expresar o decir”. (San Agustín. In Ps. 32, Enar II, Sermo I, 8)
Ese arrobamiento que Agustín denomina «jubilus» pasó a identificarse en el canto gregoriano con los largos melismas que se extienden sobre una sola sílaba, principalmente en el «Aleluya», sobre la sílaba «YA» –curiosamente la abreviatura hebrea del nombre Dios– . Este «júbilo» o «jubilus» significa el canto gratuito, el gozo de cantar a Dios que no se agota en las palabras y en su comprensión, sino que se extiende en el gozo del cantar a su Señor, expresándose en un lenguaje casi trascendental, donde sombran incluso las palabras.
En la Misa el «Aleluya» tiene un lugar privilegiado como aclamación en el momento culmen de la liturgia de la Palabra, justo antes de proclamar el Evangelio. El propio Misal dice que esta aclamación constituye de por sí un rito o un acto (OGMR, n. 37) con el que los fieles acogen y saludan al Señor que va a hablarles. Se podría describir así: todos en pie, se entona el Aleluya, se pone el incienso, el diácono pide la bendición y después, tomando el Evangeliario del altar, va en procesión, con cirios e incienso, hasta el ambón… la mesa de la Palabra, hacia donde todos nosotros dirigimos nuestra mirada porque es el mismo Cristo el que nos va a hablar.
Dicho esto, quizás sea importante recordar algunas cuestiones más prácticas:
1. El Aleluya tiene un profundo significado, el cual se subraya durante el tiempo de Pascua ya desde el inicio: con la entonación solemne en la Vigilia Pascual del Aleluya, justo después de la Epístola; la posibilidad de sustituir la antífona del salmo responsorial por un Aleluya; la despedida del pueblo con el doble Aleluya durante la octava de Pasuca y el día de Pentecostés. Había que incluir un largo etcétera sobre el uso del Aleluya en la Liturgia de las Horas durante el tiempo Pascual.
2. El canto del Aleluya, por su carácter gozoso, consiste precisamente en esto… en cantar repetidamente y con alegría la palabra Aleluya, sin añadir nada más. Así aparece cada día del año (excepto en Cuaresma) en las indicaciones del propio Leccionario: R/. Aleluya, Aleluya, Aleluya.
3. A la aclamación «Aleluya»le sigue el versículo propio del día, el cual, como el Aleluya, si no se canta, es preferible omitirlo (cf. OGMR, n. 63c; OLM, n. 23). Aunque literalmente el texto dice: El Aleluya o el versículo antes del Evangelio, si no se canta, puede omitirse, es obvio que tanto el Aleluya como el versículo deben ser cantados por su propio carácter festivo y porque las 17 veces que se menciona la OGMR (nn. 37, 43, 61, 62, 63, 64, 131, 132, 175, 212, 261) siempre va acompañado por la expresión: se canta..., se entona..., el canto del Aleluya..., ...u otro canto, etc. En definitiva, este momento "constituye de por sí un rito o un acto" (OGMR, n. 37) en el que el salmista o el cantor –después de cantar el Aleluya junto con el coro y la asamblea– ahora entona el versículo a modo de anuncio de lo que los fieles escucharán por boca del diácono o del sacerdote en la proclamación del Evangelio. De ahí que la rúbrica de la OGMR, n. 63c diga finalmente: si no se canta, puede omitirse, porque lo suyo es que se cante y si no se canta es preferible no leerlo porque se desvirtúa el profundo sentido de gozo que tiene esta aclamación, tal y como acabamos de explicar. A eso se le suma que leer el versículo no aportaría nada (al no ser cantado) porque el diácono o el sacerdote, unos segundos después, lo proclamará en el evangelio, ya que normalmente el versículo del Aleluya es eso, un "versículo" del Evangelio que sigue a continuación.
4. El Aleluya se canta durante todo el año litúrgico, excepto en Cuaresma. Es decir, no se limita solo al tiempo de Pascua.
5. En los funerales también se debe cantar el Aleluya –siempre que no sea cuaresma– porque este canto es la expresión gozosa de nuestra fe en Cristo resucitado, el cual ha vencido a la muerte.
Sí, ma non troppo. Un poquito. Bueno… casi nada. Es decir, no, mire, que no. A ver si nos explicamos…
Hace unos días un simpático e inteligente colega me preguntó al respecto sobre el tema, dado que le habían llegado preguntas sobre ello, y algunas con afirmaciones añadidas algo desconcertantes.
Y dado que no habíamos dedicado ningún flash a esta cuestión, desde aquí nos pusimos manos a la obra, es decir, manos a los libros litúrgicos para ver cuándo hay que incensar el apreciado cirio.
Buscamos y rebuscamos… y… ¡qué sorpresa! Nada. Bueno, nada no. En realidad, según el misal y el mismísimo Ceremonial de los Obispos (firmes, ¡ar!), solo se le inciensa antes del canto del Exultet en la Vigilia pascual.
Fuera de esta celebración no hay indicación alguna de que se deba prestar atención al cirio pascual durante las celebraciones litúrgicas, ya sean estas presididas por el obispo o por un presbítero.
Sabemos que se inciensa con tres movimientos dobles del turíbulo (Institutio del Misal 277), y que recibe este honor en el momento antes indicado, según consta en la rúbrica del misal y en el mismo Ceremonial de los Obispos (cf. 345).
Pero, como decimos, aparte de esto, en ninguna otra celebración, ni siquiera en la misa del mismo día de pascua, la cual debe ser celebrada según el modelo de la misa estacional. Así, cuando el obispo llega al presbiterio inciensa el altar y la cruz (cf. Ceremonial 131), como también las imágenes expuestas a la veneración pública si las hay (cf. Institutio 277). Lo mismo si preside un presbítero. Pero del cirio que brilla allí durante la cincuentena pascual… ni caso.
Ya sé… ya sé que os da pena… Tan bonito, estilizado, colorido, decorado… Ah, querido lector, pero te olvidas de algo muy importante: su humildad. Y por ser humilde el cirio pascual está contento de brillar sin que nadie le eche incienso… y que vaya para el altar y para el Señor del altar. ¡Qué majo! ¡Con razón es pascual!
Cada celebración litúrgica tiene su propio "repertorio" que encontramos en los libros litúrgicos, en el caso de la Misa en el Leccionario y el Misal; como es muy posible que no todos conozcan las antífonas musicalizadas ofrezco primero los textos litúrgicos que deberían ser cantados y a continuación una posible selección de cantos, los cuales los encontraréis también mensualmente en la Revista Misa Dominical del CPL. Las iniciales corresponden a: MD (Cantoral de Misa Dominical); CLN (Cantoral Litúrgico Nacional); LS (Libro del Salmista); GR (Graduale Romanum).
Partiendo de que el Ordinario de la Misa debe ser siempre el texto oficial (Señor ten piedad, Gloria, Credo, Santo y Cordero de Dios)... me detendré solo en las partes del Propio de la Misa, teniendo en cuenta los textos del Misal y del Leccionario. Para facilitar la accesibilidad a los cantos los enlazaré a youtube, aunque soy consciente que la calidad interpretativa en la gran mayoría de los casos deja mucho que desear.
I. LUCERNARIO
Esta noche es la gran fiesta del año, la que da sentido a nuestra fe. En esta noche santa encendemos el fuego que irrumpe en la oscuridad y da paso a la luz de Jesucristo que nosotros seguimos tomando luz de su luz.
Procesión
El diácono o el sacerdote, elevando el cirio pascual encendido canta en la puerta de la iglesia la aclamación correspondiente que repetirá también en el centro de la iglesia y a los pies del altar: - Luz de Cristo. Demos gracias a Dios (Misal Romano)
Pregón Pascual
El Pregón Pascual debe ser anunciado por un diácono o un sacerdote; si por necesidad debe ser anunciado por un laico omite las palabras:Por eso, queridos hermanos, hasta el fin de la invitación, y el saludo: El Señor esté con vosotros.
A continuación, serenamente, se escucha la palabra de Dios, que en este día hace un recorrido por toda la historia de la salvación con una estructura fija: Lectura / Salmo responsorial / Oración.
1ª Lect.: Gen 1 - Salmo: Envía tu espíritu, Señor. LS/ MD 135 / CLN D38 2ª Lect.: Gen 22 - Salmo: Protégeme Dios mío que me refugio en ti. LS/ MD 135 3ª Lect.: Ex 14 - Salmo: Cantaré al Señor gloriosa es su victoria. LS/ MD 137 4ª Lect.: Is 54 - Salmo: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado. LS/ MD 139 / CLN D41 5ª Lect.: Is 55 - Salmo: Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. LS/ MD 147 6ª Lect.: Bar 3 - Salmo: Señor, tú tienes palabras de vida eterna. LS/ MD 138 / CLN D43 7ª Lect.: Ez 36 - Salmo: Como busca la cierva corrientes de agua. LS/ MD 148
Entre las lecturas del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento se entona el Gloria (siempre con el texto litúrgico) mientras se tañen las campanas, se ilumina la iglesia y se encienden las velas del altar, como si la luz irrumpiese definitivamente en la oscuridad de la noche, porque Cristo ha irrumpido así en la historia. El Gloria nos recuerda ese misterio de la encarnación, finalizado este se canta la Oración Colecta y a continuación se proclama la epístola de san Pablo a los Romanos.
Acabada la epístola, todos se levantan, y el sacerdote entona solemnemente por tres veces, elevando gradualmente el tono de la voz, el Aleluya pascual.
Después, el salmista o cantor proclama el salmo 117, y el pueblo intercala Aleluya en cada una de sus estrofas.
Si no se conoce este "Aleluya" que ofrece el Misal, se puede hacer con otro, intercalando los versículos del salmo 117: "Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia...".
La liturgia bautismal es la tercera parte de la Vigilia. La pascua de Cristo y nuestra se celebra ahora en el sacramento. Esto se manifiesta más plenamente en aquellas Iglesias que poseen la fuente bautismal, y más aún cuando tiene lugar la iniciación cristiana de adultos, o al menos el bautismo de niños. Aun en el caso en que no haya bautizos en las iglesias parroquiales se hace la bendición del agua bautismal. Si esta bendición no se hace en la fuente bautismal sino en el presbiterio, el agua bautismal debe ser trasladada después al baptisterio, donde será conservada durante todo el tiempo pascual. Donde no hayan bautizos ni se deba bendecir el agua bautismal, hágase la bendición del agua para la aspersión de la asamblea, a fin de recordar el bautismo.
Carta circular sobre las fiestas pascuales (1988), n. 88.
A la luz de esta aclaración la bendición del agua bautismal y la bendición del agua común son excluyentes. En el primer caso, es decir, de haber bautismos esa noche o durante la cincuentena pascual, se comenzaría con el canto de las Letanías de los santos (Misal Romano). Y en el caso de ir en procesión al baptisterio para realizar el bautismo se puede entonar Vi que manaba aguao un canto similar.
Renovación de las promesas bautismales
Acabado el rito del bautismo, o después de la bendición del agua común, si no hubo bautismos, todos de pie y con las velas encendidas en sus manos renuevan las promesas del bautismo. En este momento se podría cantar las respuestas a los artículos de la fe: Si, creo o en latín Credo, amen.
Pero si el coro tiene cualidades podría interpretar en este momento un motete polifónico; o el organista una obra apropiada. En ambos casos debe ajustarse a la duración del ofertorio y, por supuesto, al contexto celebrativo.
Comunión
Antífona de comunión (Cf. 1 Cor 5, 7-8)
Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así pues, celebremos con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. Aleluya.
Cada celebración litúrgica tiene su propio "repertorio" que encontramos en los libros litúrgicos, en el caso de la Misa en el Leccionario y el Misal; como es muy posible que no todos conozcan las antífonas musicalizadas ofrezco primero los textos litúrgicos que deberían ser cantados y a continuación una posible selección de cantos, los cuales los encontraréis también mensualmente en la Revista Misa Dominical del CPL. Las iniciales corresponden a: MD (Cantoral de Misa Dominical); CLN (Cantoral Litúrgico Nacional); LS (Libro del Salmista); GR (Graduale Romanum). Tendré presentes los textos del Misaly del Leccionario, y enlazaré los cantos a vídeos de youtube, aunque soy consciente que la calidad interpretativa en la gran mayoría de los casos deja mucho que desear.
El día de Viernes Santo no se celebra la Eucaristía, todo gira entorno a la Palabra y a la adoración de la Cruz. Quizás hoy más que nuca el silencio adquiera un mayor protagonismo, ya que el mismo silencio con el que finalizaba la liturgia del Jueves Santo lo encontramos al inicio de la celebración de la Pasión del Señor, momento en el que todos nos arrodillamos mientras el sacerdote se postra en el suelo frente a un altar completamente desnudo. Comenzando directamente con la Oración Colecta y, a continuación, la Liturgia de la Palabra.
Salmo responsorial
- Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu, LS / MD 134 / CLN D37.
Versículo antes del evangelio
V. Cristo se ha hecho por nosotros obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre.
Himno ¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza! Jamás el bosque dio mejor tributo en hoja, en flor y en fruto. ¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
Si no se conoce ninguno de estos cantos u otros con el texto litúrgico pero con otra musicalización, siempre se puede entonar un canto que evoque la centralidad de la Cruz de Cristo, como por ejemplo:
La 3ª edición del Misal Romano en español añade esta rúbrica: Teniendo en cuenta las condiciones del lugar y las tradiciones del pueblo, según la oportunidad pastoral, se puede cantar el Stabat Mater, según el Gradual Romano, u otro canto apropiado en memoria de la compasión de la bienaventurada Virgen María.
O si el coro tiene la capacidad de interpretar obras de polifonía clásica puede cantar, entre otros:
La celebración debe finalizar sin bendición y en silencio.
* Si alguna persona conoce otras versiones musicalizadas de estos textos litúrgicos puede incluirlas en los comentarios para enriquecer este repertorio.
Cada celebración litúrgica tiene su propio "repertorio" que encontramos en los libros litúrgicos, en el caso de la Misa en el Leccionario y el Misal; como es muy posible que no todos conozcan las antífonas musicalizadas ofrezco primero los textos litúrgicos que deberían ser cantados y a continuación una posible selección de cantos, los cuales los encontraréis también mensualmente en la Revista Misa Dominical del CPL. Las iniciales corresponden a: MD (Cantoral de Misa Dominical); CLN (Cantoral Litúrgico Nacional); LS (Libro del Salmista); GR (Graduale Romanum).
Partiendo de que el Ordinario de la Misa debe ser siempre el texto oficial (Señor ten piedad, Gloria, Credo, Santo y Cordero de Dios)... me detendré solo en las partes del Propio de la Misa, teniendo presentes los textos del Misaly del Leccionario. Para facilitar la accesibilidad a los cantos los enlazaré a youtube, aunque soy consciente que la calidad interpretativa en la gran mayoría de los casos deja mucho que desear.
El Jueves Santo es el pórtico del Triduo Pascual, tal y como se indica en el Misal Romano, reuniéndonos para recordar y celebrar la última cena de Jesús con sus discípulos. Su último encuentro con ellos antes de la pasión. Un encuentro que quiere resumir el sentido de todo lo que está a punto de ocurrir: su entrega hasta la muerte; y en el que recordamos: 1) la institución de la Eucaristía; 2) el Sacramento del orden; 3) el mandato del Señor sobre la Caridad fraterna. Este día se canta el Gloria y, mientras, se pueden tañer las campanas, que no volverán a sonar hasta la Solemne Vigilia Pascual. Existe una antigua tradición que después del Gloria el organista cerraba la consola del órgano y este no volvía a sonar hasta el Gloria de la Vigilia Pascual.
Procesión de entrada
Antífona de entrada (Cf. Ga 6, 14) Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo: en él está nuestra salvación, vida y resurrección, por él hemos sido salvados y liberados. - Nos autem (gregoriano) GR 162
El Misal propone para este momento el canto de hasta siete antífonas diferentes:
Antífona 1 - Cf. Jn 13, 4. 5. 15 El Señor, después de levantarse de la Cena, echó agua en la jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos. Éste fue el ejemplo que les dejó.
- Postquam surrexit (gregoriano) GR 164 Antífona 2 - Cf. Jn 13, 12. 13. 15 El Señor Jesús, después de haber cenado con sus discípulos, les lavó los pies y les dijo: «Comprendéis lo que yo, Señor y Maestro, he hecho con vosotros? Os he dado ejemplo para que vosotros también lo hagáis».
- Dominus Iesus (gregoriano)GR 165 Antífona 3 - Jn 13, 6. 7. 8 R/. Señor, ¿lavarme los pies tú a mí? Jesús le contestó: «Si no te lavo los pies, no tienes parte conmigo». V/. Llegó a Simón Pedro y éste le dice: R/. V/. «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora; pero lo comprenderás más tarde». R/.
- Domine, tu mihi lavas pedes? (gregoriano)GR 165 Antífona 4 - Cf. Jn 13, 14 Si yo, vuestro Señor y Maestro, os he lavado los pies, cuánto más vosotros debéis lavaros los pies unos a otros.
- Si ego Dominus (gregoriano)GR 166 Antífona 5 - Cf. Jn 13, 35 R/. «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros». V/. Dijo Jesús a sus discípulos: R/.
- In hoc cognoscent omnes (gregoriano)GR 166 Antífona 6 - Cf. Jn 13, 34 Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado, dice el Señor.
- Mandatum novum do vobis (gregoriano)GR 167 Antífona 7 - Cf. 1 Cor 13, 13 Permanezcan en vosotros la fe, la esperanza, el amor, estas tres: la más grande es el amor.
El Misal Romano solo conserva una antífona de ofertorio y es la de la celebración del Jueves Santo, por ello, si algún debemos cantar en el ofertorio es este.
Al comienzo de la liturgia eucarística se puede organizar una procesión de los fieles en la cual, con el pan y el vino, se pueden presentar dones para los pobres. Mientras tanto se canta el siguiente himno u otro canto apropiado.
La antífona de comunión del día de hoy es eminentemente eucarística:
Antífona de comunión - Cf. 1 Cor 11, 24-25
Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, dice el Señor; haced esto, cada vez que lo bebáis, en memoria mía.
* Si alguna persona conoce otras versiones musicalizadas de estos textos litúrgicos puede incluirlas en los comentarios para enriquecer este repertorio.
Cada celebración litúrgica tiene su propio "repertorio" que encontramos en los libros litúrgicos, en el caso de la Misa en el Leccionario y el Misal; como es muy posible que no todos conozcan las antífonas musicalizadas ofrezco primero los textos litúrgicos que deberían ser cantados y a continuación una posible selección de cantos, los cuales los encontraréis también mensualmente en la Revista Misa Dominical del CPL. Las iniciales corresponden a: MD (Cantoral de Misa Dominical); CLN (Cantoral Litúrgico Nacional); LS (Libro del Salmista).
Partiendo de que el Ordinario de la Misa debe ser siempre el texto oficial (Señor ten piedad, Gloria, Credo, Santo y Cordero de Dios)... me detendré solo en las partes del Propio de la Misa, teniendo presentes los textos del Misaly del Leccionario. Para facilitar la accesibilidad a los cantos los enlazaré a youtube, aunque soy consciente que la calidad interpretativa en la gran mayoría de los casos deja mucho que desear.
Procesión al lugar de la bendición de los ramos
Antífona (Cf. Mt 21, 9) Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel. Hosanna en el cielo.
Antífona 1 Los niños hebreos, llevando ramos de olivo, salieron al encuentro del Señor, aclamando: Hosanna en el cielo. Antífona 2 Los niños hebreos extendían mantos por el camino y aclamaban: Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor. Himno a Cristo Rey ¡Gloria, alabanza y honor! ¡Gritad Hosanna, y haceos como los niños hebreos al paso del Redentor! ¡Gloria y honor al que viene en el nombre del Señor!
V. Cristo se ha hecho por nosotros obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre.
- Comiendo del mismo pan, MD 180 / CLN O27 * Si alguna persona conoce otras versiones musicalizadas de estos textos litúrgicos puede incluirlas en los comentarios para enriquecer este repertorio.