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Estudio sobre el uso y práctica del canto y la música en las celebraciones litúrgicas en España
Por fin ha visto la luz el "Estudio sobre el uso y práctica del canto y la música en las celebraciones litúrgicas en España". En las Jornadas Nacionales de Liturgia celebradas en Santander sobre la música y el canto litúrgico con ocasión del 50º aniversario de la Intrucción Musicam Sacram se presentó un avance de los datos recogidos. Una vez analizado se ha publicado en el número 363 (2019) de la Revista Pastoral Litúrgica el estudio completo que puede consultar y descargar pinchando AQUÍ.
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Cuestionario sobre música litúrgica de la CEE

Ya la han respondido más de 3.000 personas, pero la fecha límite para cumplimentar este cuestionario es el día 1 de septiembre. El tiempo estimado para completar el cuestionario es entre 8 y 10 minutos. Se puede completar online desde el enlace: ACCEDER AL CUESTIONARIO
El secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia ha puesto en marcha este proyecto coincidiendo con el 50 aniversario de la Instrucción de la Congregación del Culto Divino Musicam Sacram (5 de marzo de 1967). En este contexto, las próximas Jornadas Nacionales de Liturgia, que tendrán lugar del 17 al 20 de octubre en Santander, estarán dedicadas a la música y el canto litúrgico en la celebración y será donde se den a conocer los resultados de esta encuesta. Las respuestas proporcionarán material valioso y de primera mano para orientar los pasos a dar en la promoción y renovación del canto y la música en las diócesis españolas.
Más información en www.conferenciaepiscopal.es
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Liturgia de difuntos

Pero
al hablar de la misa exequial, podemos extender nuestro artículo de hoy a todas
las celebraciones exequiales que habitualmente tenemos en nuestras parroquias y
comunidades a lo largo del año.
Las
exequias cristianas celebran y expresan la íntima relación de la muerte del
cristiano con la muerte y sepultura de Cristo, como paso a su resurrección y esperanza
nuestra; y según el Ritual de exequias,
este tipo de celebraciones pueden realizarse de tres formas: a) La Primera
forma prevé tres "estaciones": en la casa del difunto (o tanatorio),
en la iglesia y en el cementerio; b) la segunda forma considera sólo dos "estaciones":
en la capilla del cementerio y junto al sepulcro; c) la tercera forma considera
una sola "estación": en la casa del difunto.
Sin
duda, en nuestras parroquias, lo más habitual es la primera fórmula, es decir,
la que comprende tres "estaciones", esto implica que la celebración
de exequias no comienza en la iglesia, sino en la casa del difunto (o sala del
tanatorio), continuando en la iglesia (donde se deberían omitir los ritos
iniciales, excepto los propios) y, finalmente, en el cementerio.
En
este sentido, si existe procesión desde la casa del difunto a la iglesia se
debe cantar el salmo 113, alusivo al tránsito de Israel hacia la tierra
prometida. Aunque teniendo en cuenta que cada vez son menos las procesiones
entre la casa del difunto y la iglesia, utilizaremos este salmo cuando la
procesión se limite a la entrada del féretro en la iglesia; aunque también
podemos utilizar el Requiem æternam, una
traducción (Dale el descanso eterno), o incluso otro canto apropiado. En este
momento, colocado el cadáver ante el altar, el que preside puede encender el
cirio pascual mientras se interpreta un canto alusivo a Cristo, luz de los
creyentes (por ejemplo: ¡Oh, luz gozosa!). La celebración sigue como de
costumbre con la liturgia de la palabra y la liturgia eucarísticas (si se celebra).
Solo al final, mientras el sacerdote asperge con agua bendita e inciensa el
cadáver se canta Subvenite (Venid en
su ayuda, santos de Dios) u otro canto apropiado. Después se saca el cuerpo
hasta la puerta de la iglesia cantando la venerable antífona In paradisum (Al paraíso te lleven los
ángeles). Durante la procesión al cementerio o justo antes de dar sepultura al
cadáver se puede cantar el salmo 117 (Dad gracias al Señor porque es bueno), ya
que es uno de los salmos más importantes de la celebración de la muerte
cristiana por su claro sentido pascual.
Estas
orientaciones básicas nos dan las claves necesarias para comprender, una vez
más, que la música en la liturgia no es un "adorno", sino que forma
parte de la misma liturgia, con tal motivo, está terminantemente prohibido
interpretar música ajena a la propia liturgia, ni aún cuando ésta sea instrumental
como, por ejemplo, Negra sombra u
otro tipo de cantos o melodías completamente profanas que ni de lejos expresan
la fe de un bautizado en el seno de la Iglesia Católica.
Al
hilo de esta cuestión debemos recordar que la celebración de las exequias
cristianas están reservadas a los bautizados en la Iglesia Católica, dejando
sólo dos excepciones: los niños que sus padres deseaban bautizar, pero murieron
antes del bautismo; y los adscritos a una Iglesia no católica, con tal de que
no conste la voluntad contraria de su comunidad y no pueda celebrar su ministro
propio. De este modo quedarían excluidos los no bautizados y los apóstatas.
Por
último, el ritual nos recuerda que, aún prefiriendo la costumbre de sepultar
los cuerpos, se puede conceder las
exequias cristianas a quienes han elegido la cremación su cadáver, a no ser que
conste que dicha cremación fue elegida por motivos contrarios al sentido
cristiano de la vida. Las cenizas deben ser depositadas en un lugar adecuado
donde los familiares y amigos, según la tradición cristiana, puedan hacer
memoria del difunto; esparcirlos o tirarlos al mar no es una práctica que
apruebe la Iglesia porque aunque sean restos mortales, han sido templo del
Espíritu Santo y se les debe reservar un lugar para su memoria.
A la luz de estas indicaciones
que nos hace la Iglesia podemos valorar que la muerte debe ser el momento
gozoso en el que un cristiano sale al encuentro del Padre.
Oscar Valado
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Rituales

Prioridades en el canto litúrgico
Después de las líneas generales que la Sacrosanctum Concilium esbozó sobre la música sacra... la Congregación de Ritos publicó, con la aprobación de Pablo VI, una Instrucción sobre la música en la liturgia (1967) que todavía sigue vigente: "Musicam Sacram".
En este documento podemos encontrar:
I. Algunas normas generales
II. Los actores de la celebración litúrgica
III. El canto en la celebración de la misa
IV. El canto del oficio divino
V. La música en las celebraciones fuera de la misa...
VI. La lengua que se ha de emplear en las acciones litúrgicas...
VII. La preparación de melodías para textos elaborados en lengua vernácula
VIII. La música instrumental
IX. Las comisiones erigidas para el desarrollo de la música sagrada
De todos estos aspectos, uno me parece de especial relevancia: III. El canto en la celebración de la misa. En él se establecen tres grados de importancia –hasta aquí todo correcto–, el problema es... que los hemos invertido completamente. Lo que la Iglesia nos pide que cantemos no lo cantamos y lo que pone en segundo o tercer lugar nosotros lo elevamos al primer puesto, incluso como lo único que se debe cantar.
29. Pertenecen al primer grado:
a) En los ritos de entrada:
- El saludo del sacerdote con la respuesta del pueblo.
- La oración.
b) En la liturgia de la palabra:
- Las aclamaciones al Evangelio.
c) En la liturgia eucarística:
- La oración sobre las ofrendas.
- El prefacio con su diálogo y el Sanctus.
- La doxología final del canon (Por Cristo, con Él y en Él...)
- La oración del Señor - Padrenuestro - con su monición y embolismo.
- El "Pax Domini".
- La oración después de la comunión.
- Las fórmulas de despedida (podéis ir en paz...)
30. Pertenecen al segundo grado:
a) Kyrie, Gloria y Agnus Dei.
b) El Credo.
c) La oración de los fieles.
a) En los ritos de entrada:
- El saludo del sacerdote con la respuesta del pueblo.
- La oración.
b) En la liturgia de la palabra:
- Las aclamaciones al Evangelio.
c) En la liturgia eucarística:
- La oración sobre las ofrendas.
- El prefacio con su diálogo y el Sanctus.
- La doxología final del canon (Por Cristo, con Él y en Él...)
- La oración del Señor - Padrenuestro - con su monición y embolismo.
- El "Pax Domini".
- La oración después de la comunión.
- Las fórmulas de despedida (podéis ir en paz...)
30. Pertenecen al segundo grado:
a) Kyrie, Gloria y Agnus Dei.
b) El Credo.
c) La oración de los fieles.
31. Pertenecen al tercer grado:
a) Los cantos procesionales de entrada, y de comunión.
b) El canto después de la lectura o la epístola.
c) El Alleluia antes del Evangelio.
d) El canto del ofertorio.
e) Las lecturas de la Sagrada Escritura, a no ser que se juzgue más oportuno
proclamarlas sin canto.
a) Los cantos procesionales de entrada, y de comunión.
b) El canto después de la lectura o la epístola.
c) El Alleluia antes del Evangelio.
d) El canto del ofertorio.
e) Las lecturas de la Sagrada Escritura, a no ser que se juzgue más oportuno
proclamarlas sin canto.
Ante esta situación, los sacerdotes tenemos buena parte de la responsabilidad. En primer lugar porque no siempre damos los recursos necesarios a nuestros coros para que se formen bien. Y en segundo lugar porque "no cantamos" lo que deberíamos cantar... provocando así la baja participación de la asamblea.
Pero bueno, todo esto no nos debe desanimar, sino todo lo contrario. Aprovechando este tiempo de Pascua podemos hacer un esfuerzo por cuidar un poco más este aspecto en nuestras celebraciones... quien sabe, a lo mejor el próximo domingo nos animamos a cantar, por ejemplo, el Padrenuestro.
Cantemos al Señor.
Oscar Valado
Roma, 16 de abril de 2013
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canto litúrgico

El canto del PROPIO.
Hoy dedicamos nuestra nueva entrada al canto del "propio", es decir, los cantos que pueden variar dentro de la celebración en función del tiempo litúrgico, solemnidad, fiesta... u otros motivos, como por ejemplo las exequias.
Pero vayamos directamente a las diferentes partes de este grupo de cantos que ya hemos introducido en una entrada anterior sobre la diferencia entre los cantos del propio y del ordinario.
Obviamente, nos guiaremos por la Ordenación General del Misal Romano, sobre todo para no caer en subjetivismos que no nos llevan a ninguna parte. De este modo, también podremos valorar si en nuestro entorno existe una mala praxis o no, todo a la luz de lo que nos pide la Iglesia.
1. La Antiphona ad introitum (canto de entrada) tiene una finalidad muy clara (cf. n. 47):
a. Abrir la celebración
b. Acompañar la procesión de entrada del sacerdote y los ministros
c. Fomentar la unión de todos los presentes
d. Introducir al misterio según el tiempo litúrgico o fiesta que se celebre.
Este canto lo puede entonar la schola y el pueblo, o un cantor y el pueblo, o todo el pueblo, o solamente la schola. Pueden emplearse para este canto la "antífona" con su salmo, tal y como se encuentra en el Graduale Romanum o en el Graduale Simplex (cantorales oficiales), u otro canto acomodado a la acción sagrada o a la índole del día o del tiempo litúrgico, con un texto aprobado por la Conferencia de los Obispos. (cf. n. 48)
2. El Salmo responsorial (cf. n. 61)
a. Se ha de cantar integramente, o, al menos, la respuesta que corresponde al pueblo
b. En cuanto al modo de interpretación lo puede cantar el salmista las estrofas, y a cada una el pueblo responde con el estribillo, o bien, de modo directo, sin intercalar la respuesta, cantando sólo al comienzo y al final
c. El salmo hay que tomarlo del mismo Leccionario
En caso de que no se pueda cantar la respuesta propuesta en el Leccionario, se puede tomar de una selección de antífonas según el Año Litúrgico o fiestas de Santos, o bien de las que ofrecen el Graduale Romanum o el Graduale Simplex. Eso sí, nunca se debe sustituir el salmo (Palabra de Dios) por otro canto.
3. La aclamación del "Aleluya" previa a la lectura del evangelio (cf. nn. 62-63):
a. Se canta en todos los tiempos litúrgicos, fuera de la Cuaresma
b. Los versículos se toman del Leccionario o del Graduale
c. En Cuaresma se puede cantar otro salmo o tracto, según figura en el Graduale.
Esta aclamación antes del evangelio, tiene la finalidad de que los fieles acojan y saluden al Señor que les va a hablar en el evangelio y profesen su fe con el canto. Atendiendo a esto, qué sentido tiene entonar otros cantos con textos como: "evangelio es decir amigo es decir hermano... evangelio es darte mi tiempo es darte mi mano..."? Esto está lejos de profesar la fe en Cristo resucitado con el el Aleluya.
4. Antiphona ad offertorium (canto para la presentación de dones - "ofertorio"). Esta, sin duda, es una de las partes de la celebración que se ha convertido en un "todo vale"... obras instrumentales desmedidas, cantos variadísimos de entre los que destaca el Ave María (en las bodas), otros con temáticas variopintas... Y al fin y al cabo no debe ser otra cosa que un canto que acompaña un rito (la presentación de dones), por ello, no debe durar más que esa acción; no debemos olvidar que la música está al servicio de la celebración. El texto, como siempre, debe ser acorde al momento preciso de la acción litúrgica, tal y como se indica en los graduales Romanum y Simplex. (cf. nn. 73-74)
5. Antiphona ad communionem (canto de comunión). El canto que acompaña a la comunión tiene que expresar "por la unión de voces, la unión espiritual de quienes comulgan, manifestar claramente la índole comunitaria de la comunión eucarística" (cf. n. 86). El canto de comunión lo cantan el coro solo o también el coro o un cantor con el pueblo. Se puede emplear o la antífona del Graduale Romanum, con salmo o sin él, o la antífona con el salmo del Graduale Simplex, o algún otro canto adecuado, aprobado por la Conferencia de los Obispos. Al decir "adecuado" se refiere a un canto con carácter eucarístico que acompañe este momento de la celebración o que mantenga una estrecha relación con la liturgia del día, no tienen mucho sentido utilizar siempre el mismo canto, como por ejemplo "Pescador de hombres" (Tú has venido a la orilla...) que por muy bien que lo conozca la asamblea no siempre resulta apropiado para el momento de la comunión (más bien, en limitadas ocasiones).
Por último, es muy importante, añade la OGMR, que los "cantores puedan comulgar cómodamente" (cf. n. 86). No vaya a ser que por cuidar la parte estético musical nos olvidemos de lo más importante: celebrar y comulgar.
Sin duda, cabe destacar que aunque las orientaciones que nos da la Ordenación General del Misal Romano sobre la utilización de los graduales Romanum y Simplex no quiere decir que tengamos que cantar todo en latin, por supuesto que no. Podemos y debemos utilizar cantos en nuestra lengua y que estén a nuestro alcance para facilitar la participación PERO (siempre hay un "pero") esto no debe ir en detrimento de la calidad musical y menos aún del contenido del texto, preferiblemente bíblico-litúrgico.
A grandes rasgos esto es lo que podemos decir del canto del Propio. Ha sido una entrada un poco más larga de lo habitual pero espero que pueda ayudar a diferenciar bien qué cantos debemos utilizar en nuestras celebraciones.
Oscar Valado
Roma, 8 de febrero de 2012
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canto litúrgico

El canto del ORDINARIO.
En la entrada anterior destacábamos la gran diferencia entre el "ORDINARIO" y el "PROPIO" de la liturgia Eucarística. Hoy nos detendremos en las partes del ordinario.
Estos cantos, los que corresponden al ordinario de la misa -como decíamos la semana anterior-, son las partes mimas de la misa, es decir, son oraciones con un texto invariable, son los textos litúrgicos que la Iglesia propone fruto de una tradición heredada. Dicho esto, nos podemos hacer la primera pregunta... se puede cambiar el texto de una de estas partes del ordinario? NO.
Pero no se trata de un "NO" caprichoso, más bien todo lo contrario. Bien meditado. La esencia misma de la acción litúrgica invita a la participación activa de los fieles con su oración - en este caso, oración cantada. Y esta oración es la oración de toda la Iglesia, por ello no debe ser alterada, es un verdadero signo de comunión más allá de los caprichos, modas, filias o fobias.
1. El KYRIE (Señor ten piedad), según la Ordenación General del Misal Romano (OGMR) es un "canto con el que los fieles aclaman al Señor y piden su misericordia, regularmente habrán de hacerlo todos, es decir, tomarán parte en él el pueblo y la schola (coro) o un cantor" (cf. n. 52). Sólo se suprime cuando hay bendición del agua y aspersión (usualmente en el tiempo pascual).
2. Sobre el GLORIA, la OGMR nos dice: "El texto de este himno no puede cambiarse por otro. Lo entona el sacerdote o, según los casos, el cantor o el coro, y lo cantan todos juntos o el pueblo alternando con la schola." (cf. n. 53). Se canta los domingos (excepto los de Adviento y Cuaresma) en las solemnidades y en las fiestas. Existen una serie de cantos que se denominan "glorias" pero no tienen nada que ver, bueno, sí, que comienzan por "gloria", pero nada tienen que ver con el "himno de carácter trinitario de alabanza y súplica con forma cerrada".
3. El CREDO se canta o se recita con la "fórmula aprobada para el uso litúrgico" (cf. OGMR n. 67). "Si se canta lo inicia el sacerdote, un cantor o el coro, pero lo cantan todos juntos, o el pueblo alternando con la schola" (n. 68).
4. El SANCTUS (Santo) es uno de los principales elementos de la Plegaria eucarística - momento cumbre de la celebración. El santo lo debe cantar toda la asamblea con el sacerdote uniéndose a las jerarquías celestiales (cf. 79b). Si una comunidad no cuenta con un coro o con una persona que dirija el canto, al menos, debe entonar el himno de alabanza al "tres veces santo": "... por eso, con todos los coros celestiales cantamos sin cesar: SANTO-SANTO-SANTO..." (respetando el texto litúrgico).
5. El AGNUS DEI (Cordero de Dios). En cuanto el sacerdote realiza la fracción del pan (no durante el rito de la paz) "el coro o un cantor - no el sacerdote - canta la súplica Cordero de Dios con la respuesta del pueblo [...] Esta invocación acompaña a la fracción del pan y, por eso, puede repetirse cuantas veces sea necesario hasta que concluya el rito. La última vez se concluye con las palabras: danos la paz" (cf. n. 83).
1. El KYRIE (Señor ten piedad), según la Ordenación General del Misal Romano (OGMR) es un "canto con el que los fieles aclaman al Señor y piden su misericordia, regularmente habrán de hacerlo todos, es decir, tomarán parte en él el pueblo y la schola (coro) o un cantor" (cf. n. 52). Sólo se suprime cuando hay bendición del agua y aspersión (usualmente en el tiempo pascual).
2. Sobre el GLORIA, la OGMR nos dice: "El texto de este himno no puede cambiarse por otro. Lo entona el sacerdote o, según los casos, el cantor o el coro, y lo cantan todos juntos o el pueblo alternando con la schola." (cf. n. 53). Se canta los domingos (excepto los de Adviento y Cuaresma) en las solemnidades y en las fiestas. Existen una serie de cantos que se denominan "glorias" pero no tienen nada que ver, bueno, sí, que comienzan por "gloria", pero nada tienen que ver con el "himno de carácter trinitario de alabanza y súplica con forma cerrada".
3. El CREDO se canta o se recita con la "fórmula aprobada para el uso litúrgico" (cf. OGMR n. 67). "Si se canta lo inicia el sacerdote, un cantor o el coro, pero lo cantan todos juntos, o el pueblo alternando con la schola" (n. 68).
4. El SANCTUS (Santo) es uno de los principales elementos de la Plegaria eucarística - momento cumbre de la celebración. El santo lo debe cantar toda la asamblea con el sacerdote uniéndose a las jerarquías celestiales (cf. 79b). Si una comunidad no cuenta con un coro o con una persona que dirija el canto, al menos, debe entonar el himno de alabanza al "tres veces santo": "... por eso, con todos los coros celestiales cantamos sin cesar: SANTO-SANTO-SANTO..." (respetando el texto litúrgico).
5. El AGNUS DEI (Cordero de Dios). En cuanto el sacerdote realiza la fracción del pan (no durante el rito de la paz) "el coro o un cantor - no el sacerdote - canta la súplica Cordero de Dios con la respuesta del pueblo [...] Esta invocación acompaña a la fracción del pan y, por eso, puede repetirse cuantas veces sea necesario hasta que concluya el rito. La última vez se concluye con las palabras: danos la paz" (cf. n. 83).
Con esto finalizamos un recorrido muy esquemático de las partes del ordinario más importantes y que deben ser cantadas por toda la asamblea. Es fundamental llegar a comprender lo que tantos autores dicen: debemos cantar "la misa", no "en misa".
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El canto del ordinario y del propio en la MISA.
Sorprendido me hallo. Ante el aluvión de preguntas que me van llegando sobre la música litúrgica he decidido ir haciendo breves entradas en el blog sobre diferentes cuestiones. Una de las preguntas que más se repite al hilo de la entrada anterior es "¿Qué cantos corresponden al "ordinario" y al "proprio" de la misa?", así que comenzaremos por aquí.
Con respecto a la música litúrgica, dentro de la celebración eucarística, debemos hacer una división importante, ésta ya la encontramos en el GRADUALE ROMANUM y en el GRADUALE SIMPLEX, ambos "cancioneros" oficiales de la Iglesia, que nacieron fruto de la renovación litúrgica del Concilio Vaticano II. El primero (GR) recoge un elenco de cantos gregorianos -sólo para la misa- del antiguo Liber Usualis y el segundo (GS) pretende lo mismo pero con melodías más sencillas, sobre todo, para facilitar la participación de los fieles.
Resumo brevemente:
1. ORDINARIO: Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei [textos invariables]
En estos libros anteriormente mencionados encontramos una parte denominada Kyriale, que no es otra cosa que un elenco de melodías gregorianas que musicalizan los textos invariables del ordinario de la misa atendiendo a las características de cada tiempo litúrgico, solemnidad, memoria, etc. Seguro que a más de uno le suena la Misa de Angelis, Misa brevis, Misa Lux et origo... y otras más, enumeradas sencillamente con números romanos.
2. PROPIO: Antiphona ad introitus, Psalmus responsorius, Alleluia, Ant. ad offertorium, Ant. ad Communionem [textos variables]
En esta ocasión, me he permitido conservar también los nombres en latín porque resulta muy característico, sobre todo, en lo que respecta a las antífonas. Tanto en el Graduale Romanum como en el Simplex encontramos esta nomenclatura, esto nos indica que cada celebración tiene su "propia" antífona de entrada, de ofertorio y de comunión... seguida de un salmo apropiado para la ocasión. Por esta razón, entre otras, la Iglesia prima el canto gregoriano sobre otro tipo de música. Porque porta en sí, el verdadero espíritu de cada celebración transmitiendo con una melodía austera el texto que la liturgia propone para cada celebración. Sin ánimo de ser polémico, pensemos en cualquier canto de entrada habitual en nuestras parroquias: Juntos como hermanos. No lo escuchamos a diario, los domingos, en funerales, en cualquier tiempo litúrgico...? sin duda, es un salto cualitativo entre una cosa y otra.
Iremos profundizando en las próximas entradas en cada una de las partes del ordinario y del propio, así como en otras cuestiones que me han llegado al correo electrónico y creo que pueden resultar de interes general:
- De donde provienen los cantos de "perdón","paz","despedida"...? se deben cantar?
- Debemos desterrar el latín?
- Qué instrumentos utilizar?
- Cómo elaborar un repertorio digno?
Te puede interesar la entrada: ¿Qué entendemos por música litúrgica?
Oscar Valado
Roma, 28 de febrero de 2012
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canto litúrgico

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