Basílica de Santa Cecilia - Roma |
- "Yo te absuelvo de tus pecados en el + nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (aún recuerdo cómo me temblaban las piernas la primera vez que pronuncié estas palabras). Y tan solo hace unos días pronunciaba por primera vez estas mismas palabras en italiano: io ti assolvo dai tuoi peccati nel + nome del Padre e del Figlio e dello Spirito Santo en esta hermosa Basílica de Santa Cecilia durante un encuentro de oración con el Coro de la Diócesis de Roma que dirige Mons. Marco Frisina.
Este hecho, pronunciar las palabras de la fórmula de absolución del Sacramento de la Penitencia, me hacía recordar con mucho cariño mis primeras experiencias como confesor. Sobre todo por los inolvidables momentos de gracia vividos en el confesionario.
Tengo la suerte de ser sacerdote de la Archidiócesis de Santiago de Compostela y he podido iniciarme en este sacramento confesando en la Catedral. Allí hay sacerdotes que confiesan a cientos de personas diariamente (esto se triplica cuando es Año Santo). Sin duda, los perfiles de los penitentes son muy diversos: niños, jóvenes, mayores; personas de la ciudad y de los pueblos del extrarradio, de lengua hispana y de otras lenguas; peregrinos, excursionistas... y un largo etc. Pero sea cual sea su condición, edad o lengua son acogidos en este sacramento como el "hijo pródigo" que vuelve a la casa de su Padre.
Sin duda, lo que he podido vivir en cada confesión (con personas muy diversas) es un verdadero "milagro". Tanto los que se confiesan semanalmente como los que se aproximan temerosamente a hacerlo por primera vez, a lo mejor, en cuarenta años... buscan exactamente lo mismo: reencontrarse con el Padre, presentarle humildemente todas sus infidelidades (grandes o pequeñas) y fundirse en un abrazo de amor y de perdón con Él. Sólo los que han experimentado esto por lo menos una vez en la vida saben de lo que estoy hablando. Nosotros los católicos tenemos esta gran suerte, poder recibir el perdón de Dios por medio de un sacerdote. Así es, digo nosotros, porque si hay alguno menos puesto en este asunto... que sepa que los sacerdotes también nos confesamos.
Fotografía: Miguel Castaño |
Oscar Valado
Roma, 19 de noviembre de 2011
Lo siento, pero no me puedo poner serio ni escribir nada sugerente: ¿todo no es paa decirnos a nosotros, indignos siervos, que has estado en un Concierto-Vigilia-lo-que-sea con el Coro de la diócesis de Roma y con Frisina? ¿Qué, suscitando la envidia como siempre? ¡No tienes remedio! Confiésate de ello y que otro -Cristo en y por el sacerdote- te digo: Et ego absolvo a peccatis tuis in nomine...
ResponderEliminar(Abrazos...)
jeje. Resumo: Colaboro en el Coro de la Diócesis de Roma, el que dirige Marco Frisina. Y una vez al mes se reúne el coro y toda la gente que lo desee en la Basílica de Santa Cecilia (de la cual él es rector). Allí da una catequesis sobre un salmo y después hay una hora de adoración... durante la cual me pidió que confesase. Sólo eso.
ResponderEliminarPero sí que brevemente escribiré una entrada sobre el Coro de la Diócesis de Roma a la luz de la pastora, la liturgia y la música... para que te mueras un poquito más de envidia!!! jajaja. Un fuerte abrazo. Ahora a confesarte y a confesar!!!!
Gracias por esta entrada.
ResponderEliminarMe alegra que dos sacerdotes jóvenes, hablen con tanta naturalidad del sacramento de la confesión, digo esto porque aunque debería ser lo más natural ya que forma parte fundamental de la vida cristiana, por falta de la dedicación de algunos sacerdotes y la poca formación e interés de otros fieles, se lo toman como si ahora ya no hiciera falta, son otros tiempos y ya no se lleva.
ResponderEliminarGracias de nuevo, afortunadamente como he podido constatar durante toda mi vida, hay más fieles al Señor de los que nos pensamos.
Una de las mejores cosas que podemos hacer es acercarnos humildemente al confesionario para pedirle perdón al Señor por nuestros pecados. Yo lo hago semanalmente y la semana que no confieso parece que me falta algo.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo su entrada.
Aparte de unirnos la religión, también nos une otra cosa preciosa: la música. Mi hija estudió piano en Imola con el maestro Franco Scala.
Que el Señor le bendiga y espero que no sea la última visita; me encanta que me visiten.
Feliz fin de semana y ¡¡¡Viva Cristo Rey!!!
TODAVIA NO HE CONSEGUIDO CONFESARME BIEN ...TODAVIA SIENTO COMO SI ME FALTARA ALGO POR DECIR Y NO ES POR FALTA DE ARREPENTIMIENTO ES COMO SI LAS PALABRAS NO ME FLUYERAN Y ME SIENTO MAL :ALGUN CONSEJO ? EN ALGUNOS MOMENTOS TENGO UNA SENSACION DE ESTAR CANSANDO AL SACERDOTE Y OS ASEGURO QUE LA FRECUENTO MUY PCOCO POR LO QUE YA DIJE
ResponderEliminarA veces somos un poco decididos para acudir a ese sacramento porque pensamos que no tenemos remedio y nos olvidamos que el El es el remedio de nuestras penas y cargas.Pero siempre hay buena gente que nos anima a acercarnos a el,gracias.
ResponderEliminarGrazie mille!!!!!!
Soy una "nueva creyente" por así decirlo. Mi familia no lo es, yo no he crecido viviéndolo, así que hay muchas partes de nuestra fe que voy descrubirendo (o se me van mostrando) muy poco a poco. Confieso que la confesión era de lo que más cuesta arriba se me hacía, era muy reacia a dar ese paso, me daba vergüenza decir que no me había confesado desde el día anterior a mi primera y única comunión en 14 años, pero un amigo me arrastró a una celebración penitencial en cuaresma. Yo estaba empezando mi "conversión?" con pasos muy inseguros y fue allí, de manos de aquel sacerdote bonachón, que Dios entró en mi vida para no dejarla
ResponderEliminarMARICRUZ: Gracias por su visita al blog y compartir su opinión. Un saludo.
ResponderEliminarFERNANDO: hablar con naturalidad del sacramento de la confesión, como de otras cosas, creo que es el primer paso para animar a todos los bautizados a vivir su fe desde la verdad. Muchas gracias por tus palabras!
CAPUCHINO DE SILOS: gracias por su comentario. Siempre es gozoso escuchar (leer en este caso) el testimonio de un creyente o una creyente sobre su experiencia con el sacramento de la reconciliación. Viva la música!
ANÓNIMO: Dios me libre dar consejos espirituales por este medio. Sólo me limito a decir algo que parece obvio pero no todo el mundo tiene claro:
Todo bautizado tiene el derecho de ser acompañado por un sacerdote, es más, para eso estamos, para llevar las almas a Dios. Así que sólo dos cositas (para su reflexión personal, no para contestar):
1. Tiene director espiritual?
2. Si no lo tiene... es la mejor manera de comenzar.
Un creyente debe vivir en una continua renovación de su fidelidad al Señor, por ello, ser acompañado espiritualmente por un sacerdote es un seguro para ir por el camino recto, y sobre todo donde aclarar un millón de dudas que nos puedan surgir sobre nuestra fe, nuestra vocación, nuestra vida cristiana, etc. Mucho ánimo!!!
MER: Tienes toda la razón del mundo, el Señor siempre pone a personas en nuestra vida que nos ayudan. Pero no podemos olvidar que nos tenemos que poner "a tiro" de la gracia, es decir, dejarnos ayudar. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
ResponderEliminarE.R.L.: Bienvenida!!! Muchísimas gracias por tu comentario-testimonio. Es hermoso escuchar cómo el sacramento de la reconciliación está en el centro de tu "conversión". Y sobre todo cuánto puede animar a otros a dar el paso de "abrazar al Padre" por medio de la confesión. Doy gracias a Dios por tu conversión. Un fuerte abrazo y mucho ánimo.
muy hermoso tu blog. Gracias!
ResponderEliminarBienvenidos ao Blog - www.virgemdeguadalupe.blogspot.com
el blog me parece muy bueno, es cierto todo bautizado tiene que ser llevado o acompañado por un sacerdote pero entendiendo que están tan llenos por numerosas ocupaciones y que lo sabes y que te lo hacen saber , al final el creyente mas rezagado o menos lanzado o el que menos sabe se queda esperando solo que Dios le perdone ya que el no sabe hacer mas , todo lo espera de El ,es dificil confesarse con prisa y eso se nota
ResponderEliminarLUZ DE MARÍA PARA AS NAÇÕES: Muchísimas gracias por tu visita y por tu comentario.
ResponderEliminarANÓNIMO: Completamente de acuerdo. Pero por muchas ocupaciones que tenga un sacerdote... su prioridad siempre debe ser el cuidado de las personas. Y si es necesario que nos lo recuerden... bendito sea Dios. Los fieles deben acercarse sin miedo al sacerdote y los sacerdotes debemos ser solícitos. Si no valoramos lo importante por atender lo urgente... en vano trabajamos. Muchas gracias por tu comentario.
Pregunta de novata: ¿Qué es, exactamente, un director espiritual? ¿dónde se encuentra uno?
ResponderEliminarE.R.L.: Novatos somos todos! y si alguno dice que lo sabe todo... miente! Estás en un momento hermoso de búsqueda, todo te parecerá novedoso y a hasta la cosa más insignificante que antes no valorabas ahora te podrá parecer una puerta abierta hacia un horizonte infinito. Pues bien, un director espiritual es la persona que te puede ayudar con cierta continuidad, en las diferentes etapas de tu vida, a discernir qué hacer para vivir con fidelidad tu vida cristiana. Tu párroco, un amigo que tenga una vida de fe seria... ellos te pueden dar pistas para encontrar un buen director espiritual. Eso sí, hay que tener en cuenta que es la persona a la que le abrimos nuestro corazón (para lo bueno y para lo malo) debe ser una persona de oración con la que nos sintamos con la confianza necesaria como para tratar cualquier tipo de tema. Esto es importante, porque si no existe sinceridad, no puede haber dirección espiritual.
ResponderEliminarDios perdona siempre. Sólo necesita arrepentimiento. Desde tiempos de Cristo, se manifiesta mejor que nunca la misericordia de Dios, y en el sacramento de la penitencia se manifiesta de forma precisa, temporal, geográfica a quien se acoge a ella. Si corriges a otro y te hace caso, has salvado a tu hermano. Esto está en manos de todo bautizado. Los sacerdotes, además, pueden transmitir la misericordia de Dios de forma sacramental. En el gesto de la imposición de manos y la fórmula de absolución, la Iglesia católica cree que se manifiesta de forma efectiva, concreta, visible, histórica, el perdón de Dios, además de ofrecer al penitente un caudal de gracia específica para que dé pasos firmes hacia la "salida de la crisis". En el sacramento de la penitencia, igual que en la búsqueda de consejo espiritual, el penitente puede encontrar ayuda para ver su interior y reconocer esas miserias vestidas de piel de cordero. El acto de la confesión sirve como experiencia de comunidad, porque no llegamos a la fe solos y no nos salvamos en solitario. En el cielo ya vive gente. Sirve como experiencia psicológica y como experiencia de fe, y como penitencia en sí misma, al arriesgarnos a confiar en Dios a través de los hombres, que no perdonan tan fácilmente. Al recibir su perdón por medio de un hombre pecador como nosotros se manifiesta el poder de Dios a través de la debilidad humana. El sacramento de la penitencia sirve para que uno sienta que Dios le perdona, si lo necesita. Pero si va bien preparado, Dios no le perdona sus pecados en ese momento porque ya lo hizo en el mismo primer instante en que el penitente se arrepintió. Entonces, en ese caso el sacramento tiene como objeto poner de manifiesto lo que ya es un hecho: que Dios ya ha perdonado; a eso se añade el reforzar o restaurar su comunión con la comunidad y animarle en sus buenos propósitos. El lugar de celebración no debería ser un armario lúgubre y oscuro como boca de lobo... El mensaje del perdón lo trajo Jesús con su Evangelio. La realización de ese perdón, que cobró méritos en su sacrificio en la cruz, se hizo ya simbólicamente en el bautismo de Juan, como en el Día de la Expiación de la liturgia hebrea, porque antes de Cristo también se invitaba al arrepentimiento. Ahora, ese perdón se otorga "efectivamente" en el bautismo en el nombre de la Trinidad y en el sacramento de la penitencia que conserva la Iglesia católica. Dios te perdona si lo necesitas. Si no, sólo te manifiesta que ya te había perdonado. La teoría te la sabes, Dios es misericordioso. Pero ¿cómo lo puedes percibir y emocionarte por ello? ¡En el sacramento! Si no, podría pasarte como a dos enamorados que todavía no se lo han contado el uno al otro. No salta la chispa, no arde la gasolina. El amor no nace en la pareja en el día de la boda: ese día se pone de manifiesto, se festeja y se consolida, se consagra, se hace comprometido ante Dios y ante el mundo. Los esponsales manifiestan lo que ya existía de antes. En la confesión tampoco perdona el Señor si el penitente llega bien dispuesto, sino que sobre todo se pone de manifiesto el perdón de Dios que ya venía de antes. ¿Como lo diría Jesús en persona? "Tus pecados ESTÁN perdonados". O sea, se declara lo que ya es un hecho. Yo en principio no me siento en el deber de imponer penitencias concretas, salvo si veo que un caso lo requiere, ya que creo que importante penitencia es ya la valentía del pecador de reconocer en voz alta en qué ha metido la pata. Lo que no quita que sea bueno tener ejercicios "de rehabilitación" que hacer en casa. Según sea el caso, se recetan. Sobre todo hay que transmitir que Dios estaba esperando al penitente para manifestarle su misericordia; y confiar en que, aunque no sea a través de nosotros, Dios seguirá llegando al corazón de sus hijos e hijas, invitándolos al acoger su perdón y a que acepten su oferta de trabajar en su viña.
ResponderEliminarHola buenas tardes, vengo del blog Corazón eucarístico de Jesús. El Sagrario.
ResponderEliminarMe gusta mucho su blog.. en especial éste post... en muchas parroquias de mi país,hay muy pocos sacerdotes a la hora de la confesión (a no ser que se pida turno)...de por sí, cuesta (me incluyo jaja) y a muchos,llegar hasta ahí. y para cuando se decide...zas ! no hay sacerdote...En algunas Parroquias hay que pedir turno para confesarse,tampoco confiesan en el confesionario sino en la misma oficina de la parroquia...y muchas veces lo de claro,corto, y consiso no existe, y de ésta forma el que está esperando se cansa... trato de llevar a mucha gente a la confesión, pero para cuando sucede, no ubicamos al sacerdote... me ha pasado en mas de un ocasión es tan dificil... pero claro que uno persevera... y está claro que para el quiere confesarse y está arrepentido no hay barrera...pero tambien pienso que muchos y tantisimos quedan por el camino.. Un gran abrazo desde el Corazón de America, Paraguay
Es cierto, no siempre se dan las condiciones ideales, pero todos debemos poner de nuestra parte: los que confiesan y los que se confiesan. Unos deben preocuparse por acoger con misericordia y cariño a los que se acercan al sacramento, sobre todo poniéndose "a tiro" (es una expresión un poco vulgar pero creo que se entiende perfectamente). Y los que nos confesamos tampoco podemos olvidar la necesidad de preparar este momento de gracia que es la confesión. Muchas gracias por la visita y por el comentario.
ResponderEliminartodas las respuestas me parecen muy buenas a las preguntas que se hacen y a todos nos ayudan si encuentras ya ese acompañamiento espiritual al principio estas un poco conociéndole a el y el sacerdote a ti ,cuando se distancias mucho esa continuidad se rompe poco a poco esa confianza que apenas había empezado y tienes que volver a empezar , eso ocurre muchas veces y ya dejas pues no sabes a donde ir y o buscas ayuda en un amigo comun o te vas a una consulta solo para dejarte aconsejar en el camino esto lo hace muchas personas creyentes al estar perdidas y no encontrar ayuda espiritual .no es tan facil . Muchas gracias
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