
Si algo podemos destacar de esta celebración es la presencia de las reliquias de San Pedro, que todos los presentes pudimos venerar. Monseñor Rino Fisichela, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización (responsable de la organización del Año de la fe), llevó en procesión hasta el pie del altar las reliquias, lugar donde estuvieron hasta que en el Credo el Papa las sostuvo entre sus manos mientras todos cantábamos la profesión de fe.
En la liturgia fue significativa también la presencia de los patriarcas católicos orientales, un gran número de sacerdotes y abundancia de fieles. Pero quisiera destacar la "parcelita" de protagonismo que tuvo en este día tan especial la música. Participó la Orquesta Sinfónica de Bari, el coro del Pontificio Instituto de Música Sacra y la habitual Cappela Sistina. Los cuales cantaron el propio del día (Cristo Rey) en gregoriano –excepto el ofertorio, Iubilate Deo– y como ordinario la Misa de Angelis con el Credo III. Una de las curiosidades fue que la salmodia del salmo responsorial se acompañó con arpa. Por otra parte, la orquesta y una soprano interpretaron el Panis angelicus de César Franck antes de iniciar la misa (un poco fuera de lugar, creo yo), también el Ave verum de Mozart después de la antífona de comunión gregoriana, así como el Himno oficial del Año de la Fe (Credo Domine) al inicio de la procesión de entrada, antes de la antífona del propio, y al final de la celebración.
Después de la concelebración tuve ocasión de llegar a ver cómo se interpretaba por última vez el Himno oficial del Año de la Fe, "ejecutado" por dos coros, órgano y orquesta, bajo la dirección de Walter Marzili (orquesta) y Massimo Palombella (coro). Estos son los últimos acordes:
Roma, 24 de noviembre de 2013