El Ave María en el ofertorio

¡Cuántas opiniones se han vertido sobre la interpretación, o no, del «Ave María» en la presentación de dones o también llamado ofertorio! Pero para dar una respuesta clara a la pregunta: ¿es adecuado cantar el «Ave María» en el ofertorio? quizás sea necesario hacer un poco de historia.



Por todos es conocido que durante el Concilio Vaticano II se llevó a cabo una gran reforma litúrgica; lo que a lo mejor no saben muchas personas es que el proceso de implantación no fue nada fácil. Si la redacción del capítulo VI de la Sacrosanctum Concilium fue compleja (cartas, corrillos, apoyos, argumentos, discusiones…), más compleja fue su materialización, es decir, la publicación de la Instrucción Musicam Sacram. 

Este conflicto se debió, en gran medida, a las diferencias entre dos eclesiásticos: el liturgista italiano Annibale Bugnini e el músico español Higinio Anglés. Inmediatamente después de la aprobación de la Sacrosanctum Concilium se creó el «Consilium ad exsequendam Constitutionem Liturgicam» –Consejo para la aplicación de la Constitución Litúrgica–, del cual fue nombrado secretario el P. Bugnini y, Mons. Anglés, relator de la subcomisión de música sacra, que pronto se hizo notar denunciando en los ambientes romanos que la música estaba siendo poco valorada. 

Ante los constantes ataques, Bugnini llegó a confesar que los músicos fueron la nota discordante de la reforma litúrgica. Incluso denominó el proceso de redacción de la Instrucción Musicam Sacram como la «vía dolorosa», hicieron falta hasta 12 esquemas… y la intervención personal de Pablo VI para concluir el documento. Se inició el esquema con 14 números y llegaron a 71; para zanjarlo, finalmente, en 69. Las reuniones eran interminables, podían permanecer hasta tres horas discutiendo sobre una palabra. Anglés insistía mucho en la importancia de conservar el tesoro musical de la Iglesia y Bugnini insistía en que los músicos habían emprendido un ataque contra toda la reforma litúrgica de la Iglesia. Se convirtió en un constante enfrentamiento en el que tuvo que intervenir el Papa Pablo VI corrigiendo el documento de su puño y letra.

Fueron muchas las disputas y polémicas: la lengua, la participación, las Scholae cantorum, el órgano, la selección de texto, etc. Pero una de las cuestiones polémicas quedó sin solucionar hasta el día de hoy, y eso que han pasado más de 50 años. Tiene que ver con las discusiones por la nueva edición de libros de canto gregoriano. El equipo que trabajó el nuevo Misal, el de Bugnini, suprimió las antífonas de ofertorio argumentando que no tendría el mismo peso teológico como hasta ese momento, sino que se convertiría en un momento litúrgico mucho más breve entre la liturgia de la Palabra y la liturgia Eucarística. De este modo, en el Misal solo permanecen las antífonas de entrada y comunión para ser recitadas y, en el mejor de los casos, para inspirar la creación de cantos adaptados en lengua vulgar. Pero ¿y en el ofertorio? ¿Qué se debía cantar ahora que se habían suprimido las antífonas propias para ese momento? Esto provocó inicialmente un vacío importante con respecto al canto del ofertorio; sin embargo, Mons. Anglés insistió en la importancia de conservar estos textos litúrgicos en los libros de canto porque formaban parte de la Tradición de la Iglesia, por esa razón, los monjes de Solesmes, comunidad encargada de estas nuevas ediciones de libros de canto gregoriano, siguiendo este criterio, incluyeron las antífonas en el Graduale Romanum e incluso en el polémico (y poco conocido) Graduale Simplex. Pero… ¿quién acude (o conoce) hoy a estos libros? Este es solo un ejemplo de las tensiones y diversidad de criterios.

Consecuencia de esta polémica nace la «ambigüedad musical» de la presentación de dones u ofertorio. ¿Qué cantar si han suprimido el texto de la antífona de ofertorio del Misal? La solución más común y que se escucha habitualmente en muchas parroquias es la glosa de las palabras del sacerdote: «Bendito seas, Señor, por este pan y este vino... » o textos similares: «Te presentamos, Señor... ». Sin embargo, esto carece de sentido, porque son las palabras que debe pronunciar el sacerdote (si lo cree oportuno, porque puede omitirlas según la rúbrica del Misal). Además, en dos mil años de historia, la antífona de ofertorio jamás hizo alusión a esto, sino que se utilizaban –como en las antífonas de entrada y comunión– textos bíblicos acordes al misterio o tiempo litúrgico que se celebra. 

Dicho esto, y consultado el Graduale Romanum y el Ordo Cantus Missae, podemos afirmar que el domingo IV de Adviento, la solemnidad de la Inmaculada Concepción y las misas votivas de la Virgen tienen como antífona propia de ofertorio el Ave María.




Azul inmaculada


Fotografía © Miguel Castaño
Es una escena habitual el que en muchas de nuestras parroquias, en el día celebración de la festividad de la Inmaculada Concepción vemos emplear -allí donde los hay- ornamentos de color azul celeste y escuchar durante la homilía la explicación de que tal color se debe a un privilegio concedido a España en el siglo XIX por la ancestral defensa que nuestra nación ha hecho de ese dogma. Es conveniente recordar algunos pormenores del uso de este privilegio pues resulta cada vez más frecuente ver como este color -debido sin duda al celo mariano- es usado para celebrar otras advocaciones de la Santísima Virgen.

Lo primero que hemos que precisar es que el color azul, como tal, no es un color litúrgico. En efecto, son colores litúrgicos todos y solo aquellos que se prescriben en el punto 346 de la actual Instrucción General del Misal Romano, a saber, el blanco, el verde, el rojo, el morado, el negro y el rosado. El color azul es, hablando en puridad, un privilegio litúrgico. Esta distinción no es quisquillosa ni rebuscada, dado que según un venerable principio litúrgico, "todo aquello que en la liturgia no es obligatorio, está prohibido". El sentido del privilegio litúrgico es precisamente ser una excepción a una ley general, privilegio concedido por la Santa Sede de lo cual puede hacerse uso o no; esto es lo que lo distingue esencialmente de los colores litúrgicos facultativos como el rosáceo o el negro, que no constituyen excepciones, sino posibilidades ad libitum pero que figuran explícitamente en el conjunto de normas litúrgicas de la Iglesia.

El privilegio de poder emplear el color azul no es, sin embargo, el único concedido a España. Existe un breve pontificio, Ad hoc nos, rubricado por San Pío V (al que se añade el Pastoralis officii de Gregorio XIII) en el que se compendian todos los privilegios litúrgicos otorgados a nuestra nación, muchos de los cuales si bien han caído en desuso no debería ser óbice para conocerlos. Tales privilegios son el fruto de centenarias costumbres litúrgicas españolas -y no tanto una concesión graciosa en recompensa a determinados "méritos" como en ocasiones parece interpretarse- que recibieron tal reconocimiento después de haber sido solicitada la continuación de tales usos. Algo semejante ha sucedido con el color azul, que aún antes de la concesión del privilegio se habría comenzado a ser utilizar. Su uso resulta muy anterior a la misma proclamación del dogma por parte de Pío IX; por lo que parece,se comenzaría a utilizar en Sevilla al menos a raíz de la polémica entre maculistas e Inmaculistas en el siglo XVII. El primer reconocimiento de la posibilidad de usar este color tendría lugar en 1817, cuando Pío VII concedió su uso a la catedral de Sevilla para la fiesta de la Inmaculada y su octava. En 1879 la Sagrada Congregación de Ritos extendería este permiso a toda la archidiócesis hispalense. Finalmente el doce de febrero de 1883 según decreto promulgado por la Sagrada Congregación de Ritos se concede su uso las diócesis españolas y sus territorios para la solemnidad de la Inmaculada, su octava, y las misas votivas. Desde la supresión de la octava de la Inmaculada ya en el misal promulgado por Juan XXIII en 1962 acorde a las rúbricas de la instrucción Rubricarum instructum, el color azul queda reducido a la solemnidad de la Inmaculada y a las misas votivas de la Inmaculada. Y para las diócesis españolas, según lo que hemos indicado más arriba, cualquier otro uso está prohibido. No pensemos, sin embargo, que es nuestro país el único en el que veremos emplear vestiduras azules. Los antiguos territorios del Reino de Baviera (actual Estado Libre de Baviera) lo tiene concedido para la festividad de Santa María Reina y en Portugal para las fiestas de la Inmaculada y la Asunción. En todo caso, el uso abusivo de este color fuera de las fechas para las que está concedido supone desdibujar su sentido y el origen del privilegio: la devoción multisecular del pueblo español a la Inmaculada y la defensa del dogma. Fue precisamente en la archidiócesis de Sevilla, en el convento de San Antonio de Padua donde se conservarían -según la tradición- los más antiguos ornamentos confeccionados en color azul para celebrar a la Inmaculada.

Y es un color muy a propósito para celebrar este misterio. Es el azul quizá el más inmaterial y profundo de los colores. Recuerda al cielo, al agua, al aire, al cristal; Por eso también se habría usado en la liturgia cristiana medieval durante el tiempo de Pentecostés pues el símbolo del Espíritu Santo es el aire, el más inmaterial de los elementos, pues "Spiritus ubi vult, spirat". El azul intenso quiere expresar de este modo el desapego a los valores mundanos y la ascensión del alma que tiende hacia lo divino, como nos enseña Efrén el Sirio : “Hoy María se ha hecho cielo y ha traído a Dios, porque en Ella ha descendido la excelsa divinidad y ha hecho morada."Por eso, junto al blanco, es el color de la Inmaculada Concepción. Representa ese encuentro del cielo con la tierra en las Virgen ya concebida sin mancha, que anuncia esa fusión del cielo y la tierra, las dos partes del eje cósmico, unidos para acoger esa autocomunicación divina, y así se expresa de manera elocuente que Dios Padre ante la previsión de los méritos de María la haya querido adornar con este singularísimo privilegio.




Himno Oficial Jubileo 2025 en español


Ya está en marcha el Jubileo 2025. A estas alturas ya se puede consultar bastante información en la web oficial: www.iubilaeum2025.va (lema, logo, himno, estructura, actividades, etc.)

En este sentido, el himno oficial es, normalmente, uno de los recursos más utilizados. En esta ocasión se ha optado por un texto en italiano escrito por el teólogo Pierangelo Sequeri y musicalizado por Francesco Meneghello. En la web oficial se puede escuchar la grabación oficial del himno en lengua italiana que, en esta ocasión, fue interpretada por la Capilla Sixtina, dirigida por Marcos Pavan.

A partir de aquí, la Comisión del Jubileo ha solicitado colaboración a distintas conferencias episcopales para realizar las adaptaciones oficiales en distintos idiomas. La Conferencia Episcopal Española, a través de su Comisión Episcopal para la Liturgia adaptó el texto italiano del Himno Oficial del Jubileo 2025 en versión española y confió su grabación al Orfeón Terra a Nosa bajo la dirección de Luis Martínez y acompañados por Juan Varela. La grabación fue realizada por Hugh McGinley en la iglesia de San Fiz de Solovio (Santiago de Compostela) el 25 de octubre de 2023, la cual tuve la suerte de coordinar y supervisar como responsable del área de música de la Comisión Episcopal para la Liturgia de la Conferencia Episcopal Española.







Obra completa para tecla de Joaquín Sánchez

La Fundación Catedral de Santiago está realizando un importante esfuerzo por difundir el patrimonio musical que durante siglos se ha interpretado entre los muros de uno de los templos de peregrinación más importantes del mundo y que, en gran medida, se custodia en su Archivo Capitular. 

En esta ocasión el músico gallego Joam Trillo ha realizado la transcripción y edición crítica del Libro de órgano de Joaquín Sánchezuno de los tres libros de órgano que se conservan en el Archivo Musical de la Catedral de Santiago. Aunque no se sabe exactamente cómo llegó a la ciudad del Apóstol, este cuaderno está fechado en 1769. Es posible que lo haya traído de Madrid Melchor López, junto con los otros dos libros de órgano que existen, porque, ciertamente, no ha sido el propio Joaquín Sánchez el que dejó su libro en Santiago, pues no consta que él haya estado nunca en esta catedral. A esta publicación se le han incluido en apéndice las sonatas que se conservan en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, por ello recibe el nombre "Obra completa para tecla. Libro de órgano y sonatas", I.S.B.N.: 978-84-09-55443-0, 250 pp. El volumen se puede adquirir las Tiendas de la Catedral o escribiendo al correo electrónico: administracion@catedraldesantiago.es

© Copyright: Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela (AM-L 31)

CECILIA, UNA HISTORIA DE AMOR

Fresco de la bóveda de Sta. Cecilia.
Cecilia, una historia de amor.

En tiempos del Papa Urbano I (siglo III) había una hermosa joven llamada Cecilia, de familia romana pero convertida al cristianismo. Fruto de su gran vida de fe y amor a Dios decidió entregarle su virginidad. Sin embargo, como era costumbre, sus padres le buscaron un hombre adecuado con el que debía casarse. Valeriano. Era un hombre lleno de virtud, pero pagano. Cecilia, pese a todo accedió al deseo de sus padres, pero poco después de la celebración del matrimonio, nuestra hermosa joven, armada de valor le dijo a Valeriano: 

– Debo comunicarte un secreto: he entregado mi virginidad a Dios y un ángel del Señor vela por mí.
   Ante esto, Valeriano se mostró escéptico, así que le dijo a Cecilia: 
– Si quieres que respete tu consagración virginal haz que yo también vea a ese ángel del Señor. De este modo haré lo que me pidas. 
   Cecilia, astuta, le dijo: 
– Si crees en el Dios verdadero y recibes el agua del bautismo verás al ángel del Señor que me custodia.

Valeriano, profundamente enamorado de Cecilia, fue bautizado por el Papa Urbano I y cuando regresó como cristiano a casa...

Rito de admisión para nuevos coristas

Este rito que se propone no tiene un carácter oficial, por ello puede ser modificado según las circunstancias y necesidades.

Hasta hoy, los ministerios laicales instituidos por la Iglesia a hombres y mujeres son el de lector, acólito y catequista. Aunque, por otra parte, es importante destacar que existen otros ministerios –sobre todo con respecto a la música– que no cuentan con un rito de institución propio: salmista, cantor, organista, etc. Por ello, este «rito» pretende ser una ayuda pastoral para aquellos coros dedicados a la liturgia que quieran hacer visible a la incorporación de nuevas voces al coro, para así recordar que el canto tiene un componente ministerial muy importante en todas las acciones litúrgicas que celebramos. 

Para celebrar este rito sería ideal buscar un momento apropiado. Si el coro puede disponer de una jornada o un fin de semana de convivencia y retiro, este se puede realizar como conclusión del encuentro, ya sea dentro de la Eucaristía o en una celebración de la Palabra. Si no es posible este momento de encuentro, puede realizarse durante la celebración dominical. En cualquier caso, como la mayoría de sacramentos y sacramentales, lo apropiado es tener este rito después de la homilía.

RITO DE ADMISIÓN PARA NUEVOS CORISTAS

Finalizada la homilía, inicia el rito de admisión de los nuevos coristas:

El Celebrante: 

Queridos hermanos, en el día de vuestro ingreso en el Coro de… [indicar el nombre del coro o de la parroquia o diócesis a la que pertenece], os pedimos que manifestéis delante de vuestros hermanos y hermanas la voluntad de asumir esta responsabilidad. Que nunca presumáis del don de vuestra voz para poder ofrecer vuestro servicio a la Iglesia con humildad, donde no tenga lugar la vanidad o la soberbia; siempre conscientes de estar realizando un servicio generoso y lleno de amor a Dios y a vuestros hermanos. 

Por eso os pregunto: ¿Queréis ejercitar el ministerio de cantor con ánimo y al servicio de la Iglesia de… [parroquia, diócesis, etc.] y su obispo?

Los cantores responden juntos, pero en singular:

La música de la Catedral de Santiago, Vol. 5

 

Vol. 5
MISA EN HONOR AL APÓSTOL SANTIAGO
Marco Frisina
Real Filharmonía de Galicia
Orfeón Terra a Nosa
Schola Antiqua
Escolanía de la Catedral
Dirección: Marco Frisina

Para pedidos de este volumen o de cualquier otro de la colección: 
administracion@catedraldesantiago.es 

Motete en el Pórtico de la Gloria: Cunctipotens genitor Deus
Antífona de entrada: Himno al Apóstol Santiago
Kyrie 
Gloria
Salmo responsorial: Oh, Dios, que te alaben los pueblos
Aleluya y versículo antes del evangelio
Credo III con «et incarnatus» polifónico
Offertorio: Iocundetur et laetetur
Sanctus
Agnus Dei
Antífona de comunión: Bebieron del Cáliz
Ite missa est



1. Cunctipontens genitor Deus (Motete en el Pórtico de la Gloria)

Esta pieza está basada en un antiguo «discantus» construido sobre la melodía gregoriana «Cunctipotens genitor Deus». El discantus es un género arcaico de polifonía empleado desde el siglo IX hasta el XI en el que las partes solo cantan consonancias perfectas. El efecto general es de gran solemnidad que se adapta bien a la fiesta del Apóstol y también a las formas románicas de la antigua Catedral de Santiago. El motete se interpreta en el Pórtico de la Gloria, donde confluyen la procesión civil y la religiosa.
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