Es algo a lo que Benedicto XVI no nos tiene acostumbrados... pero en esta ocasión, en su habitual encuentro con el clero de la diócesis de Roma al comienzo de la cuaresma, ha dejado los papeles de lado y ha dicho: "por las condiciones de mi edad no he podido preparar un gran, verdadero discurso como cabría esperar; más bien pienso hacer una «charlita» sobre el concilio Vaticano II"; tal y como le había pedido el Cardenal Vicario de Roma, Agostino Vallini. Las palabras que dirigió al clero fueron de una claridad sorprendente.
Inició su discurso en un ambiente distendido, incluso con alguna broma que produjo la risa y el aplauso de los sacerdotes presentes (min. 17-19). Después de esta captatio benevolentiae entró en materia y sacó lo mejor de sí. Destaco los puntos más importantes:
Primera parte del Concilio:
- Fuimos al Concilio con alegría y entusiasmo. Era una expectativa increíble. Esperábamos que todo se renovase, que verdaderamente viniese un nuevo Pentecostés.
- Yo encuentro ahora, retrospectivamente, que ha sido muy bueno comenzar (el Concilio) con la Liturgia, así aparece el primado de Dios, el primado de la adoración. Alguno había criticado que el Concilio había hablado de muchas cosas, pero no de Dios. ¡Ha hablado sobre Dios! Y el primer acto sustancial del Concilio ha sido hablar de Dios.
- Se quería decir y entender que la Iglesia no es una organización, algo estructural, jurídico, institucional –aunque también– sino un organismo, una realidad vital, que entra en mi alma, así yo mismo, con mi alma creyente, soy elemento constitutivo de la Iglesia como tal. En este sentido, Pio XII había escrito la encíclica Mystici Corporis Christi, como un paso para completar la eclesiología del Vaticano I. En el Vaticano II el concepto "comunión" es el más importante.
- Más conflictivo era el problema de la Revelación. Aquí se trataba la relación entre Escritura y Tradición. ¿Cómo se lee bien la Escritura? ¿qué quiere decir tradición? Era una batalla pluridimensional. (...) Aquí fue decisiva la intervención de Pablo VI: la certeza de la Iglesia sobre la fe no nace solo de un libro aislado, sino que tiene necesidad del sujeto Iglesia iluminado por el Espíritu Santo. La Escritura solo se puede leer como Palabra de Dios en la comunión de la Iglesia. (...) Aquí, la aplicación del Concilio todavía no se ha completado, todavía está por hacer.
- Finalmente, el ecumenismo. Después del tiempo del nazismo los cristianos pudieron encontrar la unidad, al menos buscar la unidad, pero estaba claro que solo Dios puede dar la unidad. Estamos todavía en este camino.
Segunda parte:
- La segunda parte del Concilio fue mucho más amplia. Abría con gran urgencia el tema: mundo de hoy, época moderna e Iglesia. (...) El gran documento Gaudium et spes ha analizado muy bien el problema de la escatología cristiana y el progreso del mundo, entre responsabilidad por la sociedad de mañana y la responsabilidad del cristiano ante la eternidad. Así se renovó la ética cristiana.
- [diálogo interreligioso] Desde el principio estaban presentes nuestros amigos ebreos y decían que después del decenio nazista la Iglesia debía pronunciar alguna palabra al respecto. Pero los representantes de los países árabes no estaban felices de esto porque temían una glorificación del Estado de Israel. Dijeron: una indicación verdaderamente teológica sobre el pueblo ebreo es buena y necesaria, pero si hablamos de esto, también del Islam. Solo así estaremos en equilibrio (así nació la declaración Nostra aetate)
- Estos dos documentos: libertad religiosa [Dignitatis humanae - reclamado por los Estados Unidos] y Nostra aetate, en conexión con Gaudium et spes son una trilogía muy importante. Todavía estamos trabajando para entender mejor esta cuestión entre unicidad de la Revelación de Dios, unicidad del único Dios encarnado en Cristo y la multiplicidad de las religiones, con las cuales buscamos la paz y también el corazón abierto por la luz del Espíritu Santo.
- Había el Concilio de los Padres [conciliares] y el Concilio de los media. El mundo ha percibido el de los media, no el de los padres. Para los media el Concilio fue una lucha política, una lucha de poder entre diversas corrientes de la Iglesia; en la que los propios media tomaban parte. El Concilio virtual era más fuerte que el Concilio real.
- Parece que 50 años después aparece el verdadero Concilio con toda su fuerza espiritual. Es nuestro deber en este Año de la fe trabajar para que el verdadero Concilio, con la fuerza del Espíritu, se realice y renueve a la Iglesia.
Después de esto... mejor no pensar qué clase de discurso cabría esperar si lo hubiese preparado.
¡GRACIAS SANTO PADRE!
Oscar Valado Domínguez
Roma, 15 de febrero de 2013
¡Qué GRANDE es BENEDICTO!
ResponderEliminarMuchas gracias Dn Oscar, por hacernos participes de toda la riqueza BENEDICTO XVI. No lo olvidaremos nunca. Que suerte haberlo tenido estos años que tanto nos ha trasmitido. Que bendicion de Dios. gracias a usted tambien que nos hace participes de esta requeza. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarUna riqueza que no podemos perder. Su magisterio es claro y asequible, debemos darlo a conocer.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por sus comentarios.