
El prefacio del Domingo V de Cuaresma lleva por título "La resurrección de Lázaro" y guarda estrecha relación con el evangelio proclamado en este domingo (Juan 11, 1-45).
[Cristo] El cual, hombre mortal como nosotros
que lloró a su amigo Lázaro,
y Dios y Señor de la vida
que lo levantó del sepulcro,
hoy extiende su compasión a todos los hombres
y por medio de sus sacramentos
los restaura a una vida nueva.
“El cual, hombre mortal como nosotros que lloró a su amigo Lázaro”. Es un rasgo clarísimo de la humanidad real de Cristo: ¡lloró por su amigo Lázaro!, nobleza de sentimientos. Además, hombre mortal como nosotros, a Cristo le afecta la muerte. Pero... Él la derrotará.
“Y Dios y Señor de la vida que lo levantó del sepulcro”. Quien es hombre como nosotros, es, al mismo tiempo, Señor de la Vida, Dios eterno, y le devuelve la vida a Lázaro como un signo portentoso de la Vida que Él ofrece.
“Hoy extiende su compasión a todos los hombres”. Del mismo modo, el Corazón de Cristo sigue llorando, sintiendo compasión hoy por los hombres que están muertos por sus pecados, por los que sufren en oscuridad y tinieblas. Es su Corazón vivo, glorificado y redentor. Nada hay humano que no pase por el Corazón del Señor.
“Hoy extiende su compasión a todos los hombres y por medio de sus sacramentos los restaura a una vida nueva”. La compasión de Cristo, que se convierte en eficaz hoy, se verifica por medio de los sacramentos, comenzando por el Bautismo, donde Cristo restaura al hombre herido, destrozado, y le ofrece una vida nueva, vida resucitada.
Como recurso para los sacerdotes que lo deseen compartimos también el audio de este prefacio del IV domingo de Cuaresma según la versión musicalizada del Misal Romano.
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