Con motivo de la XXIII Semana de Formación para el Clero de Galicia, he tenido ocasión de dirigir un taller sobre "Música y Liturgia"; la experiencia, como de costumbre, ha sido muy positiva.
Comenzamos el taller con una actividad muy sencilla, cada sacerdote debía escribir en un papel el repertorio que le recomendaría cantar al coro, partiendo de la premisa de que tenían coro, organista... y todo lo que quisieran. Finalizada la relación de cantos comenzó la parte más teórica del taller en la que partimos de la íntima relación entre música y liturgia y las características de la música litúrgica.
MÚSICA
Y LITURGIA
La Iglesia define con muchísima claridad qué es la
liturgia (cf. SC 10) y qué es la música (cf. SC 112) en el ámbito litúrgico: glorificar a Dios y santificar a los
hombres.
MÚSICA
= LITURGIA
Desde esta perspectiva, la música litúrgica tiene unas características muy concretas que la diferencian perfectamente de otro tipo de música.
1.
Primacía del texto. La música está al servicio del "texto"- esto es
importante, indica que debe haber música, al servicio del texto, pero debe
haberla. Pero ¿qué decir de los textos? Solo pueden ser de dos clases: textos
de la Sagrada Escritura y de la Liturgia.
2.
Formas musicales al servicio de la
liturgia. La música debe estar adaptada a la acción litúrgica.
Incluir una forma de sonata, de ópera o de concierto no tendría sentido alguno,
porque la liturgia tiene sus propias formas musicales (himnos, antífonas
responsoriales, aclamaciones, etc.) para cada momento de la liturgia.
3.
Cuidado por la melodía en las
composiciones. Esto beneficia a la primacía
del texto y una mayor comprensión del mismo. Es la misma Palabra expresada en
un discurso musical.
4.
Asequible. Un canto debe ser "asequible" en su tesitura melódica y
en sus formas rítmicas para poder ser cantado por todos los fieles. Aunque
también cabe destacar que NO toda la participación de los fieles se reduce al
canto. También con la oración, con las respuestas, con los gestos, y en el silencio...
se participa.
5. Clima
espiritual que nos ayude a vivir el misterio que celebramos. Puede ser jubiloso, solemne, exultante, meditativo... Pero un canto
litúrgico nunca debe llegar a la excitación de la asamblea.
A continuación repasamos rápidamente lo que nos dice el Magisterio sobre la música litúrgica en la Sacrosanctum Concilium (capítulo VI) y Musicam Sacram (grados de participación), deteniéndonos en la importancia de saber distinguir el ordinario y el propio de la Misa.
Finalmente tomamos el repertorio que habían hecho al inicio del taller y repasamos si se correspondía con lo que nos pide la Iglesia. Esto nos dio pie a aclarar cuestiones importantes como: los "cantos de perdón", los cantos "interleccionales", los "cantos de paz", los "cantos de final"... y otra serie de cuestiones que estoy convencido han sido enriquecedoras para todos.
Me ha encantado ver esta entrada. Me hubiera encantado cualquier día, pero hoy es Santa Hildegarda de Bingen, y parece que encaja con el día. Espero que su trabajo sirva para dignificar lo que es parte de la Liturgia y no un adorno. Muchas gracias por divulgar lo que en demasiadas ocasiones ha quedado oculto.
ResponderEliminarEduardo Martínez.
Muchas gracias por sus palabras, Eduardo.
EliminarUn cordial saludo.
amigo mío, ¡¡estás hecho todo un maestro!! ¡Cuánto me alegra!
ResponderEliminarjejeje. Siempre es una alegría leer palabras amigas. Vamos haciendo lo que podemos en medio de dificultades y obstáculos... pero ¿qué te voy a contar a ti que no sepas? Lo importante es dar... sin esperar nada a cambio.
EliminarUn abrazo enorme.