
CANTAR LA MISA Y NO CANTAR DURANTE LA MISA
Notitiae 48 (1969) 406.
De numerosos lugares se ha preguntado a esta Congregación si todavía es válida la fórmula de la Instrucción sobre la Música Sacra y la Sagrada Liturgia, del 3 de septiembre de 1958, en su número 33: «Los fieles pueden cantar cantos populares religiosos en la misa rezada, si estos son apropiados para las distintas partes de la misa».
La fórmula está superada.
Es la Misa misma, Ordinario y Propio, lo que se debe cantar, y no «cualquier cosa». Porque la acción es única, tiene una sola cara, un solo acento, una sola voz: la voz de la Iglesia. Seguir cantando motetes, aunque sean devotos y piadosos, pero con texto ajenos a la Misa que se celebra (como el Lauda Sion en el ofertorio durante la fiesta de un santo) expresa una ambigüedad inadmisible: es dar salvado en lugar de trigo bueno, vino aguado en lugar de un buen vino.
Porque no solo nos interesa la melodía en el canto litúrgico, sino las palabras, el texto, el pensamiento, los sentimientos revestidos de poesía y de melodía. Eso sí, estos textos deben ser los de la Misa, no otros. Es decir, cantar la Misa y no cantar durante la Misa.
Conferencia sobre ¿Cantar la Misa o cantar en la Misa?
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