
El prefacio del Domingo II de Cuaresma lleva por título "La Transfiguración del Señor" y guarda estrecha relación con el evangelio proclamado en este domingo (Mateo 17, 1-9).
[Cristo] quien,
después de anunciar su muerte a los discípulos,
les mostró en el monte santo
el esplendor de su gloria,
para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas,
que la pasión es el camino de la resurrección.
después de anunciar su muerte a los discípulos,
les mostró en el monte santo
el esplendor de su gloria,
para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas,
que la pasión es el camino de la resurrección.
“Quien, después de anunciar su muerte a los discípulos”. La Santa Transfiguración, contemplada en Cuaresma (distinta de su fiesta el 6 de agosto), considera este momento santo como una señal para los discípulos aterrorizados por la idea de la muerte de Jesús, confirmándolos en la fe y señalándoles la meta última.
“Les mostró en el monte santo el esplendor de su gloria”. Su gloria es su transfiguración, Él mismo anticipando algo de lo que será la gloria de la Resurrección, descubriendo su divinidad bajo los velos de su carne humana. Esto fortalece y consuela, señala cuál es el Misterio pascual en su totalidad salvadora.
“Para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas”. La ley y los profetas, las Escrituras enteras, anunciaban la muerte y la vida del Siervo de Dios que cargando con el pecado lo destruía. Resumidos en Moisés y Elías, todo apunta a que está llegando el cumplimiento de lo anunciado.
“La pasión es el camino de la resurrección”. Robustece a la Iglesia que peregrina entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, saber que la resurrección es real, que está ahí, que es la promesa, y para alcanzarla hay que pasar por la pasión. Ésta queda así iluminada definitivamente. Se nos muestra la Gloria del Resucitado. ¡Deseemos llegar a ella!
Eres tú!!!
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